Habitats
Hábitats
Transitamos senderos sin destino, anhelamos y esperamos cobijo, un lugar al que volver.
Un hábitat es más que un lugar físico, la casa, la comunidad, un lugar habitable. Es algo más íntimo. Es más que ese lugar temporal que se habita pero también se deshabita.
Al hábitat se retorna, es el lugar de la memoria, el lugar que nuestro yo interpreta como suyo. Un espacio más allá de lo meramente habitable, al que se necesita regresar y en el que se encuentra cobijo. Un lugar de construcción, al que —a través de nuestras vivencias— damos la capacidad de existir. Es nuestro territorio, el que nos acoge y protege, al que volver después de deambular por los senderos de las circunstancias de la vida.
En el hábitat volvemos al útero, a la primogénita acogida, donde se encuentra la calma y la relación con lo que nos identifica. El hábitat nos lleva a nuestra identidad.
Habitamos lo deshabitado, deshabitamos lo habitado. El abandono y el olvido. El lugar habitado pierde su esencia en el momento en que deja de estarlo, quedando la presencia de lo abandonado, aquello que todavía guarda la impronta del momento y lugar en el que dio cobijo.
We traverse paths without destination, yearning and hoping for shelter, a place to return to.
A habitat is more than a physical place, the house, the community, a livable place. It is something more intimate. It is more than a temporary place that is inhabited but also uninhabited.
The habitat is a place to return to, it is the place of memory, the place that our self interprets as its own. A space beyond the merely habitable, where one needs to return and find refuge. A place of construction, to which —through our experiences— we give the capacity to exist. It is our territory, which welcomes and protects us, to which we return after wandering through the paths of life’s circumstances.
In the habitat, we return to the womb, to the primordial embrace, where calm and the relationship with what identifies us is found. The habitat brings us to our identity.
We inhabit the uninhabited, we uninhabit the inhabited. Abandonment and forgetfulness. The inhabited place loses its essence the moment it ceases to be so, leaving the presence of the abandoned, that which still bears the imprint of the moment and place in which it provided shelter.